(Sevillanas 1973, 1973
- Ay, Sevilla, pena, pena, qué penita y qué dolor,
se apagó la voz morena de Manolo Caracol,
Rey de un cante tan “sentío” y tan puro de sabor,
que te daba escalofrío escucharlo de su voz.
Más de ahora en adelante sabe España –qué dolor- que las llaves de ese cante Caracol se las llevó.
- Las campanas de Sevilla y la Vela de “Graná”
doblan hoy por “siguiriyas” y también por soleá.
Viste luto el martinete, la saeta y la toná
y el flamenco ramillete de sus coplas más “nombrás”.
Las guitarras españolas van gimiendo “destemplás”: -si Manuel nos deja solas, ¿pa’ quién vamos a tocar?-
- Carcelero, carcelero, da el alerta en la prisión
por Manuel Ortega Juárez, de los cantes faraón.
De pesar, la “Salvaora” ha “perdío” la razón,
y a las claras de la aurora hace tirar su mantón.
Llora, cruje y toca solo el piano de Pavón, que la muerte de Manolo le ha “partío” el corazón.
- Lola, Manuela y Enrique, sangre del mismo clavel,
de dolor se van a pique, que no se tienen de pie.
Llora Melchor de Marchena sin poderse contener,
y da alaridos de pena la Paquera de Jerez.
Y Luisa, triste y sola, dándose con la pared, con negra bata de cola llora a su padre, Manuel.