(Año tras año, 1990)
- En la calle La Pimienta vive mi niña Carmela;
con ella pelo la pava, nos separa una cancela.
En el patio de su casa hay una pileta mora,
y dos faroles que alumbran a la Divina Pastora.
- Carmela riega las flores que cuelgan de sus balcones,
son geranios, gitanillas y claveles reventones.
Hay una dama de noche que perfuma el callejón;
son olores sevillanos que guardo en el corazón.
- Cuando la noche atraviesa las callecitas del barrio,
yo la espero en su ventana, me gusta besar sus labios,
acariciar sus cabellos y beber de su lindura,
y cantarle mis amores bajo la luz de la luna.
- Carmela tiende la ropa en una blanca azotea,
y un repique de campanas su belleza piropea:
campanas de Santa Clara, Santa Marta y Venerables,
y las que tiene esa torre que “giraldea” con el aire.
- Estribillo -
Ay, Barrio de Santa Cruz,
el aroma de tus flores y el sabor de tu hermosura
a los cuatro vientos gritan:
-¡Sevilla no hay más que una!