(Sevillanas, 1971)
- Si tú no has visto el rocío, por qué te las
das de listo.
Si tú no has visto el rocío, por qué te las das de listo,
es como
hablar de un torero que resulta que no ha visto ay no ha visto.
Pa eso hay que ir
allí y convivir con los demás,
e incarse de rodillas delante de aquel altar, ay
altar.
Y cuando vengas pa’tras,
me cuentas lo que ha pasao
no me vayas a negar,
de que tus ojos han llorao,
ay llorao.
- Cuando aparece la virgen en la puerta de
la ermita.
Cuando aparece la virgen en la puerta de la ermita,
el lunes por la mañana
todo el gentío le grita, ay le grita.
Guapa, guapa la más guapa, la mare del
mundo entero,
que no podría pintarla ni el mismo Julio Romero, ay Romero.
No encontraría pintura pa pintar tanta belleza,
para copiar su hermosura
perdería la cabeza, ay cabeza.
- El silencio de la noche es bonito y
misterioso.
El silencio de la noche es bonito y misterioso,
la luna se mira el
pelo en el agüita del pozo, ay del pozo.
Las estrellas coquetean al brillo de
las lagunas,
los pajaros juguetean en su sombra con la luna, ay la luna.
El murmullo trae ruido del agua que lleva
el río,
y el aire trae suspiros de la Virgen del Rocio, ay Rocio.
- No digas que va al rocio tan solo por diversión.
No digas que va al rocio tan solo por diversión,
que no es de buen rociero si
no llevas devoción, ay devoción.
Que la virgen no te quita de que te divierta y
beba,
pero que vaya a la ermita que te esta esperando Ella, ay Ella.
Cuando vaya a despedirte que le diga mare mía,
te tenga siempre presente, sin
vino ni romeria, ay romeria.