(Sevillanas para siempre, 1989)
- Por la mañana
temprano cae blandura rociera,
que va regando los pinos, que va mojando la
arena.
Espejo de escarcha
fría,
rocío que desde el cielo, rocío que desde el cielo,
va regando la
esperanza de los hombres rocieros.
- El calor del
medio día prende fuego en las vereas,
del frío de la mañana ni la amapola se
entera.
Calor que madura el
trigo, y enciende los corazones,
que claras son las mañanas, que claras son las
mañanas,
por las llanuras de Almonte.
- Cuando se escapa la
tarde del lirio toma colores,
mientras refresca la brisa y se apagan los
redobles.
Atardecer rociero,
cuando la noche y el día, cuando la noche y el día,
componen un lubrican vestío de romería.
- La noche viene al
rocío adornada con candelas,
con media luna de plata y una corona de estrellas.
Entre candiles y
guitarra,
suben las coplas al cielo, suben las coplas al cielo,
esperando el
nuevo día no duermen los rocieros.