(Palabras, 1975)
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Vamos todos a la feria primo mio que Sevilla espera ya.
Que Sevilla espera ya,
la Giralda de campana se ha vestido y nos dice repicando sin cesar, yo te juro
por la gloria de mi tío que Sevilla tiene mucho paladar.
Tiene mucho paladar, en
la feria maravilla de colores y de luces ya para que te voy a contar, las
mocitas con las caras como flores se pasean por las calles del ferial.
Por
las calles del ferial,
las gitanas con los críos recolgaos, y moviendo los
canastos a compas,
van diciendo con mi novio que es soldao esta noche yo me voy a
emborrachar.
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Explicar lo que es la feria de Sevilla es difícil de pintar.
Es difícil de
pintar, pues la feria es una pura maravilla de muchachas de lunares salpicás que se llaman Lola, Juana, Serafina,
Gloria, Amparo, Rosa, Carmen y Pilar.
Rosa, Carmen y Pilar, que adornadas con
zarcillos de corales y ataviadas con vestidos de percal a la grupa de un caballo
van triunfales y a la vera de un mocito principal.
De
un mocito principal,
que le dice tu eres prenda mi alegría, y en la feria nos
tenemos que arreglar
y querernos pa los restos de la vía pues tus ojos no se
pueden aguantar.
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Globos verdes y amarillos por la feria se pasean sin cesar.
Se pasean sin
cesar, y el globero los amarra a cualquier lao
y se mete en la caseta pa privá
circunstancia que aprovecha un avispao pa
pincharlos uno a uno sin tardar.
Uno a uno sin tardar, y la gente se alborota
de reírse del globero que arrastrando la tajá
sin los globos por la feria quie
morirse repitiendo a cada paso sin parar.
Repitiendo
sin parar,
al canalla de castigo yo le mando que le metan tan tremenda puñalá,
que le quepan en la herida to los perros
de Carmona y Alcalá.
- Vente
pronto a la caseta de Triana que te quiero convidar.
Que te quiero convidar, a
un chatito de solera jerezana y a unas tapas de aceitunas aliñás que te vas a estar chupando el deo gordo de la mano una semana sin parar.
El deo gordo sin parar, y después quiero bailarme frente tuya cuatro
buenas sevillanas, repicar y que luego cuando el baile se concluya el gentío ole ole a rabiar.
Y
al llegar la madrugá,
a la calle del
infierno nos vayamos para ver a los enanos de saltar,
y a las altas calesitas nos subamos pa jincharnos de subir y de bajar.