(Camino de vuelta, 1994)
- Tiene la despedida zamarreones,
porque sienten su herida los corazones.
Que el despedirse,
es un jirón de vida,
que está por irse.
- La puerta de la ermita nunca se cierra,
ni el pisar se marchita a flor de tierra.
El tiempo duele,
y el aire necesita,
quien lo consuele.
- Los silencios de un nudo por la garganta,
y un suspiro desnudo que se levanta.
Sólo te miro,
con el requiebro mudo,
de mi suspiro.
- El sentimiento brilla por la mirada,
y resbala en su orilla la mar salada.
Junto a la reja,
sembrando la rodilla,
nadie te deja.