(Sevillanas
de la feria, 1966)
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Yo le dije que la quiero, la quiero, y en los baldíos.
Y en los baldíos, yo le
dije que la quiero, en los baldíos, yo le dije que la quiero,
yo le dije que la
quiero, la tonta se lo ha creío.
La
que yo quiero, esa se llama Carmen, la que yo quiero,
esa se llama Carmen, esa
se llama Carmen, y además huele a romero.
En el rocío, con su traje de volantes,
en el rocío, con su traje de volantes, con
su traje de volantes mi Carmen quita el sentío.
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Dos ángeles de oro, de oro, te están mirando.
Te están mirando, dos ángeles de
oro, te están mirando, y con voces del cielo,
y con voces del cielo, del cielo,
te están cantando.
En sus cantares, te dicen seguidillas, en sus cantares, te
dicen seguidillas,
se dicen seguidillas, fandangos y soleares.
Sus
alabanzas, a la Blanca Paloma, sus alabanzas, y a la Blanca Paloma,
a la Blanca
Paloma, Paloma, nuestra esperanza.
(Cambia
la toná)
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La luna tiene a gala, ser marismeña.
Ser marismeña, la luna tiene a gala, ser
marismeña,
y alumbra una Virgen que es almonteña.
De son y soles, al niño le
regala, de son y soles, al niño le regala, sus resplandores.
Parad
el vuelo, cigüeñas de Palacio, parad el vuelo, y dad la bienvenida, y a los
romeros.
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Salió de San Jacinto, y una paloma.
Una paloma, salió de San Jacinto, una
paloma, va vestía de reina, cetro y corona,
va caminando en carreta de plata, va
caminando una Virgen muy guapa la está esperando.
Flor sevillana, bienvenida paloma, flor sevillana, y el niño no se calla, viva
Triana.