(Sol de
Sevilla, 1967)
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Qué gracia y qué maravilla, la del Sevilla “cefe".
Qué gracia y qué maravilla,
cuando a la guerra se fue, qué gracia y qué maravilla,
el equipo del Sevilla, con
sus estucas y ole.
El Sevilla Club de Fútbol, marca gol por sevillanas, a to los equipos un gol,
y si se quedan
con ganas, mete el resto de farol.
Era un águila imperial, que el centro delantero, que se llama Campanar,
y empezaba
el casillero, con un gol fenomenal.
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Para ser un quinielista, que sobrepase el millón.
Para ser un quinielista, no
se olvide por favor, para ser un quinielista,
al equipo del Sevilla, y póngale
siempre un gol.
Qué manera de aplaudir, al Sevilla, villa, villa, y a la hora
de salir,
ya vendrán en la casilla, goles del Guadalquivir.
Pa escuchar una ovación, no hay más
campo que el Nervión,
pa escuchar una
ovación, cuando se bailaba el twist, canta el balón.
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No asustarse sevillanas, si a segunda el Betis fue.
No asustarse sevillanas, porque
al Betis Balompié,
no se le quitan las ganas, no se le quitan las ganas, decepción
de lo que fue.
El Betis va al callejón, igual que Rafael el Gallo, cuando se
pone guasón,
pero si da al pie estallo, hace encaje de balón.
El que al Betis ve jugar, ahora siempre lo recuerda,
porque se pone a gritar, Viva
el Betis manque pierda, gane o tenga que empatar.
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De Eritaña al Altozano, de San Telmo a San Luis.
De Eritaña al Altozano, sólo
se escucha decir,
Viva el betismo gitano, Viva el betismo gitano, qué más se
puede pedir.
El Betis sabe perder, a la manera española, porque se pone a ceder,
a figuras como Arzola, y a costa de descender.
Benito
Villamarín, qué buena persona era, alguien le escuchó decir,
qué si el Betis
descendiera, pá que quería vivir.