(El toro de
madrugada, 1981)
-
En la puerta la ermita nos encontramos,
sin mirarnos sin quisiera los dos
entramos.
Yo
iba cantando tu temblando y descalzo,
yo iba cantando tu temblando y descalzo
moreno, solo y llorando.
-
A los pies de la virgen por quien rezabas.
Que los ojos de llanto se te nublaban.
Por
quién sería, la vela temblorosa, por quién sería,
la vela temblorosa, moreno,
que tú ofrecías.
-
No hace mucho que fuiste mi novio amante.
Que sentí escalofríos, solo en
dejarte.
Que
te pasaba, un suspiro que diste que te pasaba
un suspiro que diste, moreno, yo me ajogaba.
-
No llore por el humo de las candelas.
Me escocía en el alma tu negra pena.
Me
revolvía, el volverte la espalda, me revolvía,
el volverte la espalda moreno,
cuando volvía.