(Quién se quiere enamorar, 2000)
- Nacimos el mismo día, herederas de distinta cuna.
Pero algo, nos unía a pesar tu inmensa fortuna,
fue mi madre tu ama de cría compartimos sus pechos de luna.
Y adelante nos sacó, repartiendo por igual, su leche para la dos,
nos trataba a las dos por igual aunque su hija era yo.
- Lo hizo a cambio de nada, esas cosas no tienen un precio.
Tan discreta, lo llevaba que guardó treinta años silencio,
no lo supe hasta ayer que lloraba porque tu le habías hecho un desprecio.
Ayer mismo me contó, con tristeza la verdad, que aun siendo su hija yo,
te guarda un cariño especial no olvides que te crió.
- A ti te hizo la vida como aquella princesa del cuento.
Arrogante, presumida y el tener un futuro resuelto,
te dio un aire de niña creída que se ríe de los sentimientos.
Yo me tuve que ganar, con coraje y con tesón, y fuerza de voluntad
mi derecho, un lugar bajo sol, un güeco donde soñar.
- No envidio a nada ni a nadie, ni tampoco a tu rico abolengo.
Pero ocurre, que a mi madre, el mayor capital que yo tengo
no permito rozarla ni al aire, ni que nada le de sufrimiento.
Tu dinero comprará bienestar, gloria y poder, mas nunca podrá pagar,
el amor que en sus pechos de miel mi madre te quiso dar.
- ESTRIBILLO -
Y hoy que me perdone Dios,
cuando se que ni respetas,
el amor que mi madre te dio,
me revelo y maldigo la teta,
que un día te amantó.
