(Sal y Son, 1996)
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Dos luceros encendíos alumbran la
madrugada,
y se asomaron las nubes cuando fue llegando el alba.
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Penitencias y oraciones hermanan las dos orillas,
se ven lagrimas cofrades
recorriendo las mejillas.
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Espera el sol impaciente con las claritas del dia,
despidiéndose la luna les
reza un Ave María.
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Impaciente la Esperanza derrochando cortesía:
¡Venga que está amaneciendo! ¡Qué
nos espera Sevilla!
Y camino el Altozano le dedica una sonrisa.
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ESTRIBILLO –
Una se fue pa Triana,
la
otra se vino a San Gil (bis)
como puedo yo explicarte lo que que esta noche sentí.