(Fuente de vida, 1999)
- Yo que he visto muchas cosas en el tiempo que he vivío,
no sabía que la noche bajaba a bañarse al río.
Piel morena de esas tierras,
de azúcar y cafetales (bis)
nunca vi tanta belleza, desnuda en los matorrales.
Metí los pies en el agua, me arremangué las enaguas,
por no mojarme el vestío, ni el casaito estaba, ni yo tenía marío.
Y comiéndonos a besos la noche me iba fundiendo con la oscuridad,
y allí se quedó dormío con mis pechos de almohada y a la verita del río.
- Yo creía que la noche era oscura, triste y fría,
me despertó y nos vestimos casi a las claras del día.
Me fue contando mil cosas,
de Cuba y de la Habana (bis)
y me regaló una rosa y le enseñé mi ventana.
Yo de él me enamoraba, toa las tardes me llevaba,
a pasear por el río, y ni el casaito estaba, ni yo tenía marío.
Y comiéndonos a besos la noche me iba fundiendo con la oscuridad,
y allí se quedó dormío con mis pechos de almohada y a la verita del río.
- Y después de nueve meses de pasear por el río,
llevo marcao en mi vientre lo mucho que me ha querío.
El me dijo una mañana,
de amor estoy malherío (bis)
tengo una novia en la Habana que me va a quitar el sentío.
Si quieres vete a buscarla, yo no te culpo de nada, de aquella tarde en el río,
ni tu casaito estabas ni yo tenía marío.
Y comiéndome a besos la noche se hizo de llanto la oscuridad,
y allí se quedó dormío con mis pechos de almohada y a la verita del río.
- Era su ausencia un castigo según decía la gente,
por la cosecha del trigo que había sembrao en mi vientre.
Un día llamo a mi puerta,
me dijo sin ti no vivo (bis)
y aunque me tire mi tierra me voy a casar contigo.
Cuando la boda acababa, nos fuimos por la retama, a celebrarlo en el río,
y el casaito estaba y yo tenía marío.
Y comiéndome a besos la noche me iba fundiendo con la oscuridad
y allí se quedó dormío con mis pechos de almohada pa siempre al laito mío.