(Con más fuerza, 1987)
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Que pena que en el rocío no haya ningún camposanto.
Para aquél buen rociero que
siempre te quiso tanto.
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Aquél que soñó contigo siempre haciendo tu camino.
Que pena que no haya un
premio pal final de su destino.
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Aquél que vivió su vida sin más norte ni más guía.
Que el aura de tu corona y
tu imagen madre mía.
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Aquél hombre fue mi padre y en sus lamentos finales.
Me pidió que lo llevara
muy cerca de tus varales.
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ESTRIBILLO –
Un sitio donde descanse,
cubierto por las arenas,
adornado de
romero,
y que diga en su epitafio,
aquí duerme un rociero.