(Para que tu me quieras, 2001)
- Un año más simpecao, y otra vez la misma estampa.
La guitarra entre mis brazos, mil temblores en el alma,
que al mirarte, simpecao, se me nubla la palabra y empiezo a hablarte cantando.
Yo me declaro culpable de quererte con locura y a tu marisma entregarme,
y condenas la dulzura pastora mía de amarte.
Pongo en tus manos mi vida, mi orgullo estar a tu vera,
diciendo cuando llegue el día,
que bien que nací con Huelva,
y con Huelva moriría.
- Un año más de camino, las guitarras al sendero.
De reuniones de amigos, un soniquete por medio, cada fandango un quejío,
que brota del rociero y se enreda entre los pinos.
El sentimiento del pueblo, que buscando en sus raíces quiere decirte te quiero
y mi Huelva se desvive con aires andevaleños.
Y aquí me quito el sombrero,
echa un trago de manguara, que mis amigos paymogueros,
ya se están se rompiendo el alma, por fandangos alosneros.
- Un año más de suspiros que Huelva ya viene entrando.
Que aquí ya huele a rocío el lubrican va anunciando
que ya se acaba el camino cobijando al simpecao la fe de los peregrinos.
De emociones desbordadas, cuanto abrazo verdadero se acabaron mis pisadas,
ahora tres días de sueño contigo paloma blanca.
Reina de mis primaveras, mi simpecao está en el cielo,
se acabaron las esperas, fue mi sueño rociero venir a verte con Huelva.
- Un año más de pasiones con Huelva voy a esperarte.
Amanecer de emociones, rocío vengo a rezarte sobre un mar de corazones,
que suspiran por llevarte sembrando sus devociones.
A tus aromas abrazarme prendido de esa mirada que me lleva a tus varales
tú, pastora que me llamas entre murmullos de salves.
Se acaban mis oraciones
en mi rostro nace un río de lágrimas y de sudores,
tu siempre serás rocío, la reina de mis amores.