(En soledad, 2003)
- Ella se sienta siempre en el mismo lugar, pasan los días.
En el rincón donde siempre hoy que es día de su santo espera que alguien se siente,
en la silla de su lao y que muchas cosas le cuente.
Ha preparado un pastel sus propias manos lo hicieron el corazón puso en él,
pero las tantas le dieron y nadie la vino a ver.
- Pasan los días preguntándose porque, de este castigo.
Y de una caja ha sacao el recuerdo de una foto las que coge con cuidao
lágrimas que en poco a poco a saber cuanto a llorao.
Coge sus gafas de ver para saltar una aguja que pronto empieza a coser,
las sábanas de una cuna de un nieto que ya no ve.
- Ella su vida por entero la entregó para los suyos.
Trabajó toda una vida, vivía para sus hijos nunca faltó la comida, ni una escuela,
ni un cobijo, nunca se dio por vencía.
Su marido se marchó con dios a un cielo lejano ella por todos luchó y él,
para echarle una mano del cielo fuerzas le dio.
- En el rincón de un viejo asilo en soledad está llorando.
Quizá un día sus nietos vengan para conocerla su corazón vive inquieto,
porque nadie viene a verla aunque sea solo un momento.
Su hijo está por ahí lo disculpa ella sola, quizás no pudo venir,
mañana sobre esta hora puede que la haga feliz.
- ESTRIBILLO -
No puede ser, señor no puede ser,
que odio y rabia me da,
que la mayor enemiga de la vida,
se llame soledad.
