(Callejuela de la fuente, 1998)
- El buscaba la ilusión de cada día,
ella estaba pregonando un veintitrés.
Pregonando un veintitrés,
él buscaba la ilusión de cada día,
ella estaba pregonando un veintitrés
él le hablaba y por la voz lo conocía,
encendiendo su dulzura de mujer.
Quién me compra un veintitrés,
que está lloviendo y me mojo
si yo lo pudiera ver, de qué color tendrá los ojos,
que guapo tiene que ser.
- Ella estaba sentá en aquella esquina,
se preguntaba qué color tendrá el amor.
Qué color tendrá el amor,
ella estaba sentá en aquella esquina,
se preguntaba qué color tendrá el amor,
si no lo veo me dirá que es mentira
cómo le digo que me ha roto el corazón.
Quién me compra un treinta y dos,
por qué no ha venia madre,
que hora tiene el reloj,
por qué no viene esta tarde por qué no escucho su voz.
- El estaba que por ella se moría
ella estaba que se moría por él.
Que se moría por él,
él estaba que por ella se moría,
ella estaba que se moría por él,
él pasaba y sin hablarle la veía
y ella loca porque lo quería ver.
A ver quién me compra el diez,
que huele a tormenta el aire
si yo fuera alguna vez
de su brazo por la calle si yo fuera su mujer.
- Una tarde de invierno triste y fría,
bajo el humo de dos tazas de café.
De dos tazas de café,
una tarde de invierno triste y fría
bajo el humo de dos tazas de café
temeroso confeso que la quería
ella dice que está loca por él.
Quién me compra un veintitrés,
que me han besao sus labios
tan dulces como la miel
que grande soy en sus brazos Dios mío que guapo es.
- ESTRIBILLO –
Me muero por él, me muero por él,
si no viene estoy vacía,
si viene vendrá por qué,
se va de la vera mía,
me muero por él me muero por él.
