(Vente conmigo, 1991)
- Que suerte de
haber nacido bajo un techo rociero,
y aprender desde muy niño a desandar los senderos,
y dormir en la marisma con un manto de lucero.
- Que suerte de
haber sentío el calor de las arenas,
a caballo con zahones o con unas alpargatas,
o a los pies del simpecao caminando
hasta tus plantas.
- Que suerte de
haber vivío cada año los caminos,
y
soñar con mi guitarra a la luz de las estrellas,
y beberme la esperanza de mi
hermandad rociera.
- Que suerte de
haber unos padres rocieros,
y llenarme de nostalgia de tradición y recuerdo,
cuando hablan del camino y los tiempos que se fueron.
- ESTRIBILLO –
Que suerte,
que suerte ser rociero y cantar tus alabanzas,
mientras bendice Rocío cada rincón
de mi casa.